Un histórico del rugby marrón.
Hoy, hace 80 años, nacía Guillermo “Memo” Luchetti, hijo de María Teresa y Guillermo. Uno de los únicos nueve jugadores de Rugby del Club que tuvo el privilegio y logro de ser cuatro veces campeón con nuestra 1ra, allá por los años 1963, 1966, 1967 y 1968, y representar al Club en aproximadamente 180 partidos oficiales, mayormente como pilar izquierdo. Memo compartió una linda infancia con sus hermanos Raúl “Clavito” y María Teresa “la Cuti”, principalmente en Mar del Plata, donde vivieron hasta que Memo tuvo 6 años. “Papá laburaba con la producción de ladrillos y nos iba bastante bien, pero cuando murió mi abuelo Guillermo, volvimos a vivir a Buenos Aires a ayudar y acompañar a nuestra abuela y Papá hacerse cargo de algunos negocios y asuntos familiares”.
Ya en Buenos Aires, se mudaron al barrio de Belgrano R, donde la abuela de Memo tenía un terreno en Pampa 3280, en el cual construyeron un edificio familiar para los Luchetti de 6 pisos. Memo y su familia ocuparon el 2do Piso. Mientras cursaba en el Belgrano Day School, colegio con un gran foco en el deporte, su Padre Guillermo junto a su hermano Eduardo buscaban un lugar donde practicar deportes. Por contactos de Guillermo en el Banco de Londres, lograron -pese a tener apellido de origen italiano y las limitaciones de un Club comandado por ingleses- ingresar a Belgrano Athletic Club y ahí sí comenzar otra historia; su propia historia marrón…
¿Cuándo empezaste a jugar?
Llegué con 9 años al Club e ingresé como hijo de socio, cuando mayormente iba a la pileta, hasta que a los 12 años empecé a jugar en la 6º de Rugby, entrenada por Ceriani. Enseguida me ubicaron de primera línea y ahí jugué por el resto de mi vida deportiva. Nuestro gran capitán y jugador era Marcelo Jarovslasky.
Me encantó el rugby desde el primer día, ya lo practicaba en el colegio, pero jugar para Belgrano era muy importante. Compartí juveniles con Niceto Anavi, Pacho Ipanaguirre, los Elowson… tantos. Teníamos una gran división, pero la división de abajo también brillaba.
¿Qué otros deportes te gustaban?
Siempre me encantó el futbol, hincha del Rey de Copas (Independiente) y fanático de Grillo (Ernesto) y el Bocha (Ricardo Bochini). Llegué a acompañarlo en el ´72 en la final de la Libertadores con varios amigos del Club, contra Colo Colo, en cancha neutral… el Bocha la dejó chiquita. Pero mi mayor pasión deportiva fue y es la pesca. Inolvidables momentos pescando junto con Daniel Peláez, quien también jugaba al rugby pero para Alumni.
Memo debutó en 1ra de Belgrano con tan solo 17 años (en 1960) y de poco comenzó a alternar entre la Intermedia y la máxima categoría. En el 62’ sufrió su primera expulsión por una típica pelea de la época con el pilar de Olivos Satragno (sí, el hermano de Pinky), aunque en general era el pilar suplente del Puma McCormick.
Memo, contanos de tus campeonatos en Primera…
Puffff… Terrible, ¿no? 4 campeonatos. El 1ro en 1963, pero no era titular, lo disfruté muchísimo jugando con históricos del Club. Con tan solo 20 años daba mi primera vuelta. Los mejores años fueron el tricampeonato del 66’, 67’ y 68’, aunque es importante marcar que en ese año además conocí a mi novia (Piti Carballo), hoy mi mujer y amor de la vida. El Cabo Camardón, tras una gira a Europa acompañando a Deportiva Francesa, vino con todas ideas nuevas, formas de entrenamiento y preparación muy novedosas y logró que juguemos un rugby muy veloz, dinámico y con variantes para imponernos y lograr ser los mejores por 3 años consecutivos. Teníamos un gran PF, que era José Hernández, quien después trajo a Chacho Cabrera al Club. Y claro que, en aquella época, enfrentamos al histórico seleccionado de Gales (día en el que lamentablemente falleció Michael Cole); y también nos impusimos 10 a 0 frente a Oxford Cambridge con un equipo integrado 100% por jugadores del Club. Esas hazañas merecen otra entrevista jaja, y como no recordar también haber obtenido el primer campeonato en el torneo de futbol de Pinazo, allá por los ´70… ¡Qué tiempos!
Nos cuentan que eras, más allá de un gran jugador, un gran fanático de lo social…
¡Claro! Los martes y jueves nos quedábamos siempre a comer en el Club. Era un clima de alegría y felicidad total. Los viernes salíamos a donde podíamos, los sábados nos juntábamos previo a los partidos (se jugaba los domingos en ese entonces) en lo de los Gradín (Pancho y Lucho fueron grandes amigos) en su casa de Freire, junto con nuestras mujeres a palpitar los domingos de rugby. Después de jugar nos quedábamos en BAC hasta que nos echaban. Y no frenábamos ahí: algunos los lunes nos dábamos una vueltita por Colmegna y se sumaban el Chulo Verardo y Aitor Otaño, y disfrutábamos de un sauna, peluquería y masajes (¡totalmente legal eh!), hasta salir corriendo a comprar la revista El Gráfico y arrancar la semana con todo.
¿Qué jugadores recordás de aquella época?
Lucho, un distinto total. Pensaba: ojalá la agarre y nos salve, y literalmente pasaba eso. Carlitos Martínez, un cerebro y gran pie. Hugo Rosati, un habilidoso total, ¡cómo le encantaba tirar sombreritos jajaja! Raúl Loyola, un Puma 100% a pura potencia y velocidad. Pancho Gradin, un gran líder. Era bueno todo el equipo, salimos tricampeones. También quiero recordar a otros grandes jugadores, compañeros y personas como Paco Cornielle, Pata de las Carreras, Polo Tahier (además gran jugador de Tenis), Fernando Callet Bois, Billy Smith y Ronie Martin. También me acuerdo de mi hermano Clavito, con quien también disfruté compartiendo algunos partidos y para los que no lo tienen presente, es socio fundador de Los Cardos, club con el que tenemos estrechos lazos. Del equipo actual valoro mucho a Ferrito, quien además de ser un pilar izquierdo de pura raza, es un crack como persona, un profesional de la medicina y también campeón con nuestro Club; siempre es muy respetuoso y valorativo hacia mí, sobre lo que no tiene obligación alguna.
En 1967 se estaba gestando una gran gira a Europa para mediados de septiembre y Memo la veía complicada porque tenía fecha de casamiento el 6 de ese mes, pero lo querían en la gira ¡y lo convencieron para que fuera con su flamante esposa Piti!, ya que el Cabo también iba con su mujer, algo totalmente fuera de lo normal. Vendieron muchísimas rifas y gracias a valores muy bajos de los pasajes, logrados por El Pajarito, ambos pudieron sumarse a la gira. En Inglaterra ardía la Beatlemanía, y para no ser menos se vestían como ellos. El centro del mundo pasaba por ahí. Inolvidable gira… Y si uno empieza a hacer cuentas, su primer hijo, Memito es del 2 de junio de 1968 (tras su nacimiento jugó el mismo día en el recordado 0 a 0 vs Cuba, tras un pedido del capitán Pancho Gradin)… inolvidable gira sin dudas. Nos cuenta todo ello con lujo de detalle y nos lleva perfectamente a cada momento del viaje. Se le nota por la ilusión de sus ojos: no debe haber mejor estado para el jugador de rugby que estar de gira con su equipo.
Tras el tricampeonato siguió jugando y si bien tuvo varias lesiones y golpes, especialmente una fractura de clavícula, que lo tuvo largo tiempo afuera, se consideraba bastante sano y preparado para jugar, hasta que llegó el año 1974 y las ganas bajaron. Ese año se retiró y jugó su último partido con Curupaytí. Según sus propias palabras, “en el vestuario se le había apagado el fuego” y deseaba irse a pescar más seguido. Luego de una charla que tuvo con Hugo Rosati (su entrenador y amigo), no volvió a jugar más y cerró un ciclo de oro en su vida (o mejor dicho, de chocolate y oro).
¿Qué extrañas, Memo?
Los partidos con CASI y CUBA eran clásicos y, para mí, son inolvidables. Durísimos pero divertidos. Jugar con amigos y bancarse con todo. ¿Sabés lo que era entrar a la cancha del CASI por el pasillo de adentro de la tribuna con toda la gente explotando la cancha? De solo pensarlo se me pone la piel de gallina. El Club es mi 2da casa, es sinónimo de camaradería, de hacerse amigos, de jugar, de compartir, es el lugar donde -además de mi casa y familia, donde además de Memito tengo 2 hijas más (Angie y Mariu), 5 nietas y 1 nieto que adoro- fui y soy más feliz.
Antes de despedirnos, y servirnos el último café, Memo nos lleva al balcón de su departamento con una envidiable vista que da a la cancha de rugby de Pino y nos muestra con orgullo los álbumes de miles de fotos de su época de jugador, con recortes de diarios y revistas, perfectamente organizados por la iniciativa de su padre Guillermo y la gran colaboración de Magaña. Sin dudas un tesoro cultural para nuestro Club.
Se lo nota muy feliz y pleno con sus recién llegados 80 años. Una sonrisa constante, una memoria prodigiosa, una picardía en cada comentario; y, sin dudas, un gran amigo de sus amigos y un hombre 100% belgranense.
¡Gracias, Memo! Feliz día, año y vida.