50° Aniversario de la visita a Europa del Plantel Superior y Juvenil de Rugby.
Crónica que nos acercó Oco Masera.
A 50 años de la increíble gira por las islas británicas del Plantel Superior y Juvenil de Rugby del Club, la mayoría de los que estuvimos presentes en esa memorable aventura nos reunimos para compartir una jornada entre amigos.
En la mañana del último 17 de marzo, un numeroso grupo de veteranos, jugadores y dirigentes, algunos llegados desde el interior y otros desde el exterior, partimos en bus desde el Club hacia la chacra de uno de los integrantes de aquella memorable gira.
A partir de ese instante, el día se transformó en un carrusel de anécdotas, recuerdos, risas y lágrimas; de nostalgias por los amigos que ya partieron; y de muchas sensaciones más.
Un gran asado nos esperaba y alguno dijo “esto es mágico”. Enseguida muchos pensamos: no, mágico, no, esa es una palabra profana. La magia es una ilusión, es crear lo que no existe. La palabra más adecuada para el caso es “milagro”, porque este lo concede el Barba, que fue con nosotros a aquella gira.
La jornada en la chacra fue fantástica: repasamos historias y vimos el video de la gira mientras sonaban los hits de nuestra época; cantamos con Chiche Badano y fuimos arengados por la pachanga de Paddy “Fidel” Gilligan.
Todo fue felicidad, porque aquella memorable aventura de los años 70’ no solo fue exitosa en lo deportivo, sino que también nos hermanó a todos los que tuvimos el privilegio de participar. Creó vínculos inalterables de amistad, afecto y camaradería que perduran ya desde hace más de medio siglo. Sin dudas, la gira nos enseñó a valorar el testimonio de quienes nos precedieron y nos obligó a transmitir los valores que desde hace 126 años hicieron (y hacen) grande a Belgrano Athletic Club.
Tal como dijo el Poeta, “cuando uno transita las amplias avenidas de la juventud”, lo mejor del rugby sucede en la cancha y dura 80 minutos. Pero “cuando empezamos a caminar las estrechas veredas de la vejez”, lo mejor del rugby sucede fuera de la cancha, en los encuentros, en los que un fuerte abrazo conmueve más que un tackle, y además dura más de 80 minutos; en este caso, cincuenta años.
Finalmente, con el espíritu lleno de tantas alegrías, regresamos en el bus, donde no faltó el tradicional ‘’dale marrón, dale marrón’’, mientras bajamos a la nochecita en Virrey del Pino 3456.